Cargando

Hogar Materno VI

Me siento sola en el portal, ya está amaneciendo, la matriarca arrastra un sillón y se sienta a mi lado. Así la llaman todos por su propia petición. Me lee algo sobre visualización creativa, la imaginería mental y las afirmaciones. Lo que hay es que mirar como si fuera la primera vez —dice Susana y arrastra otro sillón y se sienta a nuestro lado. Escucha atenta para luego refutar todo lo que la matriarca dice con otras leyes y objetos. Ambas entran controversia, ya ha ocurrido otras veces. Casi floto en la conversación, en la parada del parque veo a Mildred. Espera la guagua para irse a la Facultad, son las 6:30 de la mañana, es martes. Hoy es un día largo de clases, normalmente terminamos a las 6 de la tarde. Se ve tranquila, anota algo en su libretica. Todos hemos adoptado esa costumbre por la profesora de Redacción y Estilo que lo sugirió en clase, para los que quisiéramos escribir. Fue ella misma quien me dio la idea de anotar en este diario mis días. Pienso en enviar un mensaje para él, pero ya es tarde, ella ha montado la guagua. Yo también tengo mi libretica en la mano.

Regreso a la conversación, Susana habla de antojos, orzuelos, mal de ojo, azabaches, ojitos de Santa Lucía, flores, oraciones, rogación de vientre, cinta color calabaza, calabaza en el río. En las Minas de Matahambre, donde nació, se cura el orzuelo con de tres vicarias blancas que se pasan nueve veces en forma de cruz por el párpado afectado. Luego las flores se dejan morir al sol. Otros prefieren la malva que es una flor más poderosa todavía. Nos regala un par de ojitos de la Santa a cada una. La matriarca los rechaza, no cree en eso del mal de ojo. El objeto me parece fascinante: los ojos más pequeñitos del mundo, juntos, con mirada fija como trataka, una ilusión cinética. Entre los dos ojitos cuelga la imitación de un azabache negro, una supuesta barrera contra el observador que está del otro lado. La Matriarca nos lee algunas páginas de El libro del Niño, de Osho.

Susana nos comparte una oración a San Luis Beltrán, 33 versos como 33 vértebras tenemos. La Matriarca la escucha con detenimiento. Ambas se esfuerzan por escucharse una a la otra, dos poderes enfrentándose en la matrescencia. Las escucho a las dos.

Criatura de Dios,

Yo te bendigo en el nombre

Del Santísimo Trinidad,

Del Padre, del Hijo y Espíritu Santo,

Tres personas y una esencia verdadera,

La Virgen María, nuestra señora concebida


Sin mancha de pecado original,

Virgen antes del parto,


En el parto,


Después del parto.

Por la gloria de Santa Gertrudis,

Tu querida y regalada esposa,

Once mil vírgenes.

Señor San José, San Roque, San Sebastián,


Y por todos los santos de tu corte celestial,


Por tu gloriosísima encarnación,


Gloriosísimo nacimiento,

Santísima pasión,


Gloriosísima resurrección,


Ascendió por tan alto

Y santísimo misterio

Que creo y en verdad suplico


A tan divina majestad,


Poniendo por intersector,

A tu santísima madre,


Abogada nuestra

Libres y sanos

A esta afligida criatura,

De esta enfermedad,

Mal de ojos, dolor o accidente,


Y de calentura y otro cualquier


Herida o enfermedad.


Amén, Jesús.

Nos llaman a Psicoprofilaxis, hoy combinamos teoría con ejercicios. Ni Susana ni la Matriarca creen en la psicoprofilaxis pero se quedan en la clase. La profesora nos pide cerrar los ojos y taparlos con un pañuelo, para aprender a controlar la respiración, como en La Gallinita Ciega pero sin giros. Mi cabeza da vueltas y vueltas y hasta siento las voces entusiasmadas que cantan los números a gritos. Las demás pasan cerca, me rozan, tocan mi pelo, el lóbulo de una oreja, no llego a tocarlas; como gallinita ciega, indefensa, agitada, confundida, desubicada. Me quito el pañuelo, y todas están concentradas en inhalar y exhalar. Lo intento una vez más.

La clase termina, la matriarca cierra la clase citando a Osho: siempre que nace un niño, no solo nace el niño, eso es una parte del asunto; también nace la madre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *