Me preparo para el parto, intento provisiones, una almohada, un resguardo, un libro, un poco más. Si Masaru Emoto estudiara el comportamiento de mis aguas, seguramente le sorprendería la forma que han tomado los cristales de mi líquido amniótico en las últimas horas. Es el miedo que rompe el cristal en mil pedazos asimétricos y se ve muy azul. Las partículas de aluminosilicatos reflectan la luz solar que cae de entre las persianas sobre nosotros. El mar dentro de mí busca cómo salir. Llegó el momento de despedirme. Esto es un parto, no un paripé, dice el agua mientras sale.
Según los planos de Hodge, la cabeza se encuentra apuntando al exterior profundamente encajada y autorreferencialmente compungida, en cuarto plano, lista para nacer. Todo coincide en momento oportuno con el partograma y se han transitado los varios niveles de dilatación cervical. Parto natural, eutócico, sin alivio de dolor.